El Obispo de Santander pide que se proteja el domingo

vicente5El obispo de Santander, monseñor Vicente Jiménez Zamora, ha pedido en una Carta pastoral que  se preserve el domingo para que sea un día de descanso y no se convierta en un día laborable por las presiones comerciales. Mons. Jiménez indica que santificar el domingo y los días de fiesta, nos exige un esfuerzo común. A pesar de las presiones económicas, políticas y de la liberación de horarios comerciales, los poderes públicos deben asegurar a los ciudadanos un tiempo destinado al descanso, porque el hombre no está hecho sólo para trabajar, sino también para descansar, remacha. En esta línea apunta que este día propicia un verdadero servicio para el bienestar de la sociedad, porque es un signo de resistencia a que el hombre sea totalmente acaparado por el mundo del trabajo. Por eso Mons. Jiménez recuerda que los cristianos, en los países de tradición cristiana como España, reclamamos la protección estatal y de las instituciones públicas del domingo. Todos debemos colaborar en el respiro de la Creación, apostilla. En su escrito también menciona que el domingo es una de las primeras y más antiguas instituciones cristianas porque su origen está en la resurrección del Señor en el primer día de la semana judía. Mentalidad economicista  Mons. Jiménez considera que una mentalidad que reduce al hombre a pura economía se puede preguntar: ¿Cuánto nos cuesta el domingo? Esta pregunta -agrega- es ya, en sí misma, un ataque decisivo a esta jornada de descanso, pues el domingo es precisamente, domingo, porque no cuesta nada y no aporta nada en sentido económico. Tiene el valor de la gratuidad, que es fundamental en la vida; ya que lo que más vale siempre es gratuito, precisa. El obispo de Santander considera que actualmente, en los mismos países en los que las leyes establecen el carácter festivo del domingo, la evolución de las condiciones sociales y económicas ha terminado por modificar profundamente los comportamientos colectivos y la misma fisonomía del domingo. Santificar el Domingo  En su Carta pastoral, el obispo recuerda el origen y el sentido que tiene la tradición de santificar el domingo, sobre todo, con la participación en la Eucaristía y con un descanso lleno de alegría cristiana, de fraternidad y de vida de familia. El tiempo ofrecido a Dios -precisa- nunca es un tiempo perdido, sino más bien ganado para la humanización profunda de nuestras relaciones humanas y de nuestra vida. Mons. Jiménez lamenta que cuando el domingo pierde su significado originario y se reduce a un puro fin de semana, sucede que el hombre queda encerrado en un horizonte tan estrecho que no le permite ya  ver el cielo. Entonces, aunque vestido de fiesta, interiormente es incapaz de hacer fiesta. Finalmente, en su Escrito pastoral titulado La santificación del Domingo, recuerda que el precepto dominical de la participación en la Eucaristía y del descanso que nos pide la Iglesia, favorece el cultivo de los fines religiosos, espirituales y humanos del domingo. Lea la carta completa aquí.

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