«La llamada a la santidad no es una carga pesada»

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Lea la Catequesis del Papa en la Audiencia General El Papa Francisco celebró esta mañana, como cada miércoles, su tradicional audiencia general en la Plaza de San Pedro, ante la presencia de varios miles de fieles y peregrinos procedentes de numerosos países, deseosos de escuchar su catequesis y de recibir su bendición apostólica. En su catequesis el Papa Bergoglio se refirió al significado de la vocación universal a la santidad y al modo de realizarla. Francisco aclaró ante todo que no obtenemos la santidad por nuestras capacidades o cualidades personales, puesto que se trata de un don de Dios. De ahí que la santidad sea un descubrirse en plena comunión con Él, en la plenitud de su vida y de su amor. También recordó que nadie está excluido de la llamada a la santidad, que constituye el carácter distintivo de todo cristiano, y que debemos vivirla en el amor y en el testimonio diario. Asimismo puso de manifiesto que esta llamada a la santidad no es una carga pesada, sino una invitación a vivir con alegría y amor cada momento de nuestra vida, transformándolo en un don para quienes nos rodean. Porque como dijo el Papa: “Cada paso hacia la santidad hace a las personas mejores, libres de egoísmo y abiertas a los hermanos y a sus necesidades”. Al saludar a los peregrinos procedentes de América Latina y de España, el Obispo de Roma invitó a acoger con alegría la invitación a la santidad, sosteniéndose recíprocamente en este camino que no se recorre en solitario, sino en comunión con aquel único cuerpo que es la Iglesia. Texto completo de la catequesis del Papa La Iglesia: Universal vocación a la Santidad Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! Un gran don del Concilio Vaticano II ha sido aquel de haber recuperado una visión de Iglesia fundada sobre la comunión y de haber vuelto a incluir también el principio de la autoridad y de la jerarquía en tal perspectiva. Esto nos ha ayudado a entender mejor que todos los cristianos como bautizados, tienen igual dignidad ante el Señor y están unidos por la misma vocación, que es aquella a la santidad. (cfr Cost. Lumen Gentium, 39-42). Ahora nos preguntamos: ¿en qué consiste esta vocación universal a ser santos? ¿Y cómo podemos realizarla? Ante todo debemos tener bien presente que la santidad no es algo que nos procuramos nosotros, que obtenemos nosotros con nuestras cualidades y nuestras capacidades. La santidad es un don, es el don que no da el Señor Jesús, cuando no toma con sí y nos reviste de sí mismo, nos hace como Él. En la Carta a los Efesios, el apóstol Pablo afirma que “Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella, para santificarla (Ef 5,25-26). Por esto, de verdad la santidad es el rostro más bello de la Iglesia, es el rostro más bello: es descubrirse en comunión con Dios, en la plenitud de su vida y de su amor. Se entiende, por lo tanto, que la santidad no es una prerrogativa solamente de algunos: la santidad es un don que es ofrecido a todos, nadie está excluido, por lo cual, constituye el carácter distintivo de todo cristiano. Todo esto nos hace comprender que para ser santos, no es necesario por fuerza ser obispos, sacerdotes o religiosos, no. ¡Todos estamos llamados a volvernos santos! Tantas veces estamos tentados en pensar que la santidad esté reservada solamente a aquellos que tienen la posibilidad de separarse de los quehaceres ordinarios, para dedicarse exclusivamente a la oración. ¡Pero no es así! Alguno piensa que la santidad es cerrar los ojos y hacer cara de estampita. ¡No, no es aquella la santidad! La santidad es algo más grande, más profundo que nos da Dios. Es más, es precisamente viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio cristiano en las ocupaciones de cada día que estamos llamados a volvernos santos. Y cada uno en las condiciones y en el estado de vida en el cual se encuentra. ¿Pero tú eres consagrado, consagrada? Sé santo viviendo con alegría tu donación y tu ministerio. ¿Eres casado? Sé santo amando y cuidando de tu marido o de tu esposa, como ha hecho Cristo con la Iglesia. ¿Eres un bautizado no casado? Sé santo cumpliendo con honestidad y competencia tu trabajo y ofreciendo tiempo al servicio de los hermanos. “Pero, padre, yo trabajo en una fábrica, yo trabajo como contador, siempre con los números…ahí no se puede ser santo”. “¡Sí, se puede! Allí, donde tú trabajas, tú puedes convertirte en santo. Dios te da la gracia de convertirte en santo, Dios se comunica contigo”. Siempre y en todo lugar se puede ser santo, es decir, abrirse a esta gracia que trabaja dentro de nosotros y nos lleva a la santidad. ¿Eres padre o abuelo? Sé santo enseñando con pasión a los hijos o nietos a conocer y seguir a Jesús. Y se necesita tanta paciencia para esto, para ser un buen padre, un buen abuelo, una buena madre, una buena abuela, se necesita tanta paciencia, y en esta paciencia llega la santidad: ejercitando la paciencia. ¿Eres catequista, educador o voluntario? Sé santo convirtiéndote en signo visible del amor de Dios y de su presencia junto a nosotros. He aquí: cada estado de vida conduce a la santidad, ¡siempre! En tu casa, en la calle, en el trabajo, en la Iglesia, en ese momento y con el estado de vida que tú tienes, ha sido abierto el camino hacia la santidad. No se desanimen de ir por este camino. Es justamente Dios quien te da la gracia. Y lo único que nos pide el Señor es que estemos comunión con Él y al servicio de los hermanos. En este punto, cada uno de nosotros puede hacer un poco de examen de conciencia – ahora podemos hacerlo, cada uno responde en silencio a sí mismo, dentro suyo, en silencio: ¿cómo hemos respondido hasta ahora a la llamada del Señor a la santidad? ¿Tengo ganas de ser un poco mejor, de ser más cristiano, más cristiana? Éste es el camino hacia la santidad. Cuando el Señor nos invita a convertirnos en santos, no nos llama a algo pesado, triste…¡Todo lo contrario! Es la invitación a compartir su alegría, a vivir y ofrecer con alegría cada momento de nuestra vida, haciéndolo convertirse al mismo tiempo en un don de amor para las personas que nos rodean. Si comprendemos esto, todo cambia y adquiere un significado nuevo, un significado bello, a partir de las pequeñas cosas de cada día. Un ejemplo: una señora va al mercado a hacer las compras, encuentra una vecina, comienzan a hablar y luego…llegan las habladurías. Y esta señora dice: “no, yo no hablaré mal de nadie”. ¡Éste es un paso hacia la santidad! ¡Esto te ayuda a ser más santo! Luego, en tu casa, tu hijo te pide hablar contigo de sus cosas fantasiosas: “Oh, estoy tan cansado hoy, he trabajado mucho”. Pero tú: ¡acomódate y escucha a tu hijo, que tiene necesidad! Te acomodas, lo escuchas con paciencia y…¡éste es un paso hacia la santidad! Luego, termina el día, estamos todos cansados, pero ¿y la oración? ¡Hagamos la oración! ¡ése es un paso hacia la santidad! Llega el domingo, vamos a misa a tomar la comunión, a veces también una buena confesión que nos limpie un poco…¡Ése es un paso hacia la santidad! Después…la Virgen, tan buena y tan bella…tomo el rosario y le rezo…¡éste es un paso hacia la santidad! Tantos pasos hacia la santidad, pequeñitos. Voy por la calle, veo un pobre, un necesitado, me detengo, le pregunto, le doy algo…Es un paso hacia la santidad. ¡Pequeñas cosas! Son pequeños pasos hacia la santidad. Cada paso hacia la santidad nos hará mejores personas, libres del egoísmo y de la cerrazón en sí mismas, y abiertos a los hermanos y sus necesidades. Queridos amigos, en la primera carta de Pedro se nos dirige esta exhortación: “Cada uno, como buen administrador de la multiforme gracia de Dios, ponga al servicio de los demás los dones que haya recibido. Quien predica, hable como quien entrega palabras de Dios; el que ejerce algún ministerio hágalo como quien recibe de Dios ese poder; de modo que en todo sea glorificado Dios por medio de Jesucristo(4,10-11)”. ¡Ésta es la llamada a la santidad! Recibámosla con alegría y sostengámonos los unos a los otros, porque el camino a la santidad no se recorre solos, cada uno por su cuenta, sino que se recorre juntos, en aquel único cuerpo que es la Iglesia, amada y santificada por el Señor Jesucristo. Vamos hacia adelante con coraje en este camino de la santidad. Gracias. (Traducción del italiano: María Cecilia Mutual, Griselda Mutual – RV) Texto completo del resumen de la catequesis del Papa en nuestro idioma: Queridos hermanos y hermanas: La catequesis de hoy está centrada en la vocación universal a la santidad. ¿En qué consiste esta vocación y cómo podemos realizarla? La santidad no la obtenemos por nuestras capacidades o cualidades personales. Es ante todo un don de Dios que nos hace el Señor Jesús revistiéndonos de Él mismo. Por lo tanto, la santidad es un descubrirse en plena comunión con Él, en la plenitud de su vida y de su amor. De esta manera, nadie queda excluido de la llamada a la santidad, la cual constituye el carácter distintivo de todo cristiano, urgido a vivirla en el amor y en el testimonio diario, cada uno en las condiciones y en el estado de vida en el cual se encuentra. En la Primera Carta de San Pedro escuchamos: “Que cada uno viva según la gracia recibida, poniéndola al servicio de los demás, como buenos administradores de la gracia de Dios”. La llamada a la santidad no es una carga pesada, sino una invitación a vivir con alegría y amor cada momento de nuestra vida, transformándolo al mismo tiempo en un don para las personas que nos rodean. Cada paso hacia la santidad hace a las personas mejores, libres de egoísmo y abiertas a los hermanos y a sus necesidades. Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Argentina, México, Costa Rica y República Dominicana, así como a los venidos de otros países latinoamericanos. Acojamos  con alegría la invitación a la santidad y sostengámonos los unos a los otros en este camino que no se recorre solo, sino en comunión con aquel único cuerpo que es la Iglesia, nuestra Santa Madre, la Iglesia jerárquica. Muchas gracias y que el Señor les bendiga.

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Comentarios
0 comentarios en “«La llamada a la santidad no es una carga pesada»
  1. Hablando de la llamada Universal a la santidad, me gustaria tambien mencionar que no hace falta caricaturizar la entrega en oblacion de los religiosos y sacerdotes que son el testimonio y guia para nosotros en medio de la tribulacion. Son testimonio de que Dios existe para quienes dudan. Especialmente los sacerdotes con la distribucion de los sacramentos y los religiosos que son el corazon que bombea sangre nueva a todo el Cuerpo de Cristo.

    Sobre le tema , Benedicto XVI tambien apunta que la Santidad es casi toda la accion de Dios y por la gracia del sacramento del Bautismo inicia.

    Asi que en mi opinion personal somos como recipientes con compuertas por las que puede salir en abundancia de bien, si nosotros aceptamos las inspiraciones de Dios y las ponemos en practica de inmediato, para escuchar la amistad de Dios y la oracion, y ese estado de gracia . (por eso de orar con lo ojos cerrados ( simbolicamente estamos mirando al Cielo ) es bueno, porque Cristo nos enseño a orar.
    Sobre que tanto depende de nosotros la santidad , aqui esta la respuesta de Benedicto XVI:,
    «?Puedo hacerlo con mis fuerzas? La respuesta está clara: una vida santa no es fruto principalmente de nuestro esfuerzo, de nuestras acciones, porque es Dios, el tres veces Santo ( (cfr Is 6,3), que nos hace santos, y la acción del Espíritu Santo que nos anima desde nuestro interior, es la vida misma de Cristo Resucitado, que se nos ha comunicado y que nos transforma. Para decirlo otra vez según el Concilio Vaticano II: “Los seguidores de Cristo, llamados por Dios no en razón de sus obras, sino en virtud del designio y gracia divinos y justificados en el Señor Jesús, han sido hechos por el bautismo, sacramento de la fe, verdaderos hijos de Dios y partícipes de la divina naturaleza, y, por lo mismo, realmente santos. En consecuencia, es necesario que con la ayuda de Dios CONSERVEN Y PERFECCIONEN EN SU VDA LA SANTIFICACION QUE RECIBIERON.

    El punto mas importante es entonces el Bautismo y de nuestra parte conservar esa santificacion diariamente…

    EL BAUTISMO EN CONSECUENCIA ES UN MISTERIO ENORME Y en mi vision, ES IMPRESEINDIBLE QUE LA IGLESIA SE TOME EN SERIO EL VALOR DEL ANUNCIO DEL EVANGIO Y BAUTIZAR A TODAS LAS GENTES EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPIRITU SANTO (en tanto hay un dialogo interreligioso nosotros no podemos sino anunciar el Evangelio y bautizar)

  2. Yo no se donde poner esto.
    America se desmorona, se viene abajo poco a poco desde hace atrás mucho tiempo.
    Hoy en día, hay miles de niños sin casa, muchas familias sin casa, hay mucha pobreza y mucha miseria por una economía no sana.
    Muchas personas dicen que America no es lo que era o lo que aparentaba ser.
    Obama está quedando muy mal delante de muchos Americanos y lo peor de todo es que muchas familias les regalanan a sus hijos por navidad armas y les muestran como utilizarlas. Es una absoluta verguenza este pais. Que Dios haga algo con estas personas.

  3. Los que somos ateos no hacemos daño a nadie porque se sabe que somos ateos y que no creemos en nada.
    El problema lo teneis vosotros, los cristianos, porque os haceis daño los unos a los otros y más si vais en contra del Papa. Es así como os acercais a vuestro supuesto Dios?. Mejor no creer en nada. Y no venirme con monsergas, que se ve lo que pretenden algunos con sus historias para no dormir.
    Entré aquí para ver el rollo que os traeis y la curiosidad mató al gato.
    Parece metira que creais en Dios y que lo trateis con tanto desprecio, con tanta falta
    de respeto y con tan poca humildad de cara al Papa que es lo único que teneis. A parte de vuestra supuesta fe. Estais más cerca del infierno que de Dios.

  4. ISIS ENTRA EN EL LIBANO.

    El Nuncio Apostólico en Líbano, Mons. Gabriele Caccia, ha dicho que el país es un modelo de coexistencia multi-religiosa que podría ayudar a resolver los conflictos en el Medio Oriente.

    “No hay mayorías o minorías aquí, pero cada uno es perte de un todo”, dijo Mons. Gabriele Caccia a varios periodistas católicos en una reciente reunión en la nunciatura en Jounieh, Líbano.

    “Incluso en este momento, si buscamos una solución para Irak y Siria, un grupo está dominando a todos los otros”, dijo. “Su inspiración podría ser Líbano, donde hay espacio para todas las comunidades”.

    Mons. Caccia dijo que Líbano es “muy abierto a Occidente”. Por otra parte, es también “muy tradicional en valores”. El Nuncio describió esto como una “señal de balance en medio de sus muchas contradicciones.

    La población del país está dividida desigualmente entre maronitas y otros cristianos, musulmanes chiitas y suníes, y drusos.

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