La muerte desde la óptica de la fe

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Capture El Viernes Santo es el día más triste del calendario católico, pues Nuestro Señor ha sido entregado a la muerte, y una muerte de Cruz. ¿Por qué existe la muerte? ¿De dónde se origina la muerte? Dios no ha querido ni creado la muerte así como la sufrimos hoy. La muerte entró en el mundo como consecuencia del primer pecado cometido por Adán y Eva, nuestros primeros padres. La muerte es, pues, el «salario del pecado»(Rm 6,23).  ¿Cuál es el sentido de la muerte? Hoy se tiende a censurar y a remover tal realidad de la vida humana. Solo pensar en la muerte procura angustia. No pensando en ella se cree alejarla o vencerla. En realidad esa, inexorable, viene, y puede venir en cualquier momento, a cualquier edad de la persona, en cualquier condición en que se encuentre. Para cada ser humano, la muerte es: signo de nuestro ser hombre; esa pertenece a la condición humana; el final de la vida terrena; una puerta que cierra un modo de vivir para abrir otro: no es el final de todo; un reclamo a la sabiduría de saber vivir bien el tiempo a nuestra disposición; un modo de actuar una fundamental igualdad entre todos, más allá de la pertenencia a clases sociales, condiciones económicas, capacidades culturales. Para el cristiano, la muerte es iluminada por la Palabra de Dios que nos ofrece una luz que ilumina y consuela. La muerte se convierte así en: un poner fin a la vida del hombre como tiempo abierto para acoger o rechazar el amor de Dios en Cristo; un iniciar la vida eterna, y por tanto aquel vivir nuevo y para siempre que tiene comienzo después de esta vida terrena; un encontrar a Dios, Padre y también Juez; un posible modo para expresar un acto de obediencia y de amor hacia el Padre, según el ejemplo de Cristo. Es propiamente por esta visión cristiana de la muerte que San Francisco de Asís podía exclamar en el Cántico de las Criaturas: «Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana muerte corporal» (Fonti Francescane, 263). ¿Qué cosa sucede con la muerte? Con la muerte, se verifica la separación del alma y del cuerpo. El cuerpo del ser humano cae en la corrupción, mientras que su alma, que es inmortal, va al encontrar de Dios para ser juzgada. Esa será nuevamente unida al cuerpo al final de los tiempos. ¿Qué cosa significa morir en gracia de Dios? Significa morir con la conciencia de no tener pecado mortal en el alma. Significa morir en paz con Dios y con el prójimo. «Cierta es esta palabra: si morimos con El, viviremos también con El» (2Tim 2,11). ¿Cómo es posible morir con cristo? Es posible: viviendo como hijos de Dios durante nuestra vida terrenal; pidiendo frecuentemente perdón a Dios por nuestros pecados mediante el sacramento de la Reconciliación (Confesión); usufructuando, si es posible, de los sacramentos instituidos por Cristo para los enfermos graves y para cuantos están por pasar de esta vida a la otra: el sacramento de la Eucaristía como Viático y el sacramento de la Unción de los enfermos.   ¿Cómo cristo ha vencido la muerte? Destruyendo la causa de la muerte, es decir el pecado, con Su Muerte en la cruz y con Su Resurrección. ¿Cómo describir las condiciones del hombre después de la muerte? «Es necesario evitar representaciones imaginarias y arbitrarias que en vez de ayudar profundizan las dificultades de la Fe cristiana. Las imágenes empleadas por la Sagrada Escritura merecen sin embargo respeto. Es necesario buscar su sentido profundo, evitando el riesgo de atenuarlas demasiado, vaciando de su sustancia las realidades que esas manifiestan» (CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Carta sobre algunas cuestiones relacionadas con la escatología). ¿Qué cosa sucede después de la muerte? El alma, separada del cuerpo, es juzgada por Dios en relación a la Fe y a las obras realizadas. Este es el juicio particular, con el cual se da a cada uno la inmediata retribución por su vida terrena. Tal retribución consiste en tener acceso: al gozo eterno del paraíso: inmediatamente después de la muerte; después de una adecuada purificación (purgatorio); o a la condenación eterna del infierno. ¿Qué cosa es el paraíso? El Paraíso es el estado de felicidad plena y definitiva. Tal felicidad consiste en ver a Dios «así como El es » (1 Jn 3,2), «cara a cara» (1 Cor 13,12). Dios será entonces conocido y amado como la máxima, suprema felicidad del hombre, el fin último y la realización plena de las aspiraciones más profundas del hombre. Este misterio de visión beatífica, de comunión beata con Dios y con todos aquellos que son en Cristo, supera toda posibilidad de comprensión y descripción. La Sagrada Escritura nos habla de ella con algunas imágenes: vida, luz, paz, banquete nupcial, casa del Padre, Jerusalén celestial… ¿Qué cosa es el purgatorio? El Purgatorio es la purificación de aquellos que mueren en gracia de Dios, y por tanto están ya seguros de poder entrar al Paraíso, pero tienen necesidad de una ulterior purificación a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en el gozo del Paraíso. ¿Cómo podemos nosotros ayudar a tal purificación? Dios purifica, con los méritos de Cristo muerto y resucitado, a cuantos están en el Purgatorio, gracias también a la colaboración que nosotros podemos darles. Nosotros, que somos aún peregrinos aquí en la tierra, podemos de hecho ayudar a nuestros difuntos, que están en el Purgatorio: con nuestras oraciones de sufragio, en particular participando en la Santa Misa y también haciendo celebrar la Santa Misa por ellos; con obras de penitencia y caridad; con las Indulgencias, que son la remisión, concedida por Dios, de la pena temporal por los pecados ya perdonados en cuanto a la culpa. Todo cristiano, peregrino sobre la tierra, puede adquirir, por la intervención de la Iglesia, tales Indulgencias, si se está debidamente dispuesto y con las condiciones determinadas, y puede aplicarlas a los difuntos, de tal manera que puedan ser aliviados de las penas temporales debidas por sus pecados. ¿Qué es el infierno? El infierno es la condenación eterna de cuantos, por su libre elección, mueren en pecado mortal sin haberse arrepentido y sin acoger el amor misericordioso de Dios. Jesús expresa tal realidad con algunas imágenes: gehena, fuego inextinguible, horno ardiente… Son imágenes para describir el estado de sufrimiento extremo, de condenación eterna que golpea a cuantos están en el Infierno. La pena principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios: sólo en El de hecho el hombre puede tener la vida y la felicidad, para las que ha sido creado y a las cuales aspira. Dios no predestina a ninguno para ir al infierno. Antes más bien El, como Padre bueno, quiere que todos se salven y lleguen a Su Casa: el Paraíso. Para esto ha enviado a Su Hijo muerto y resucitado. El no quiere«que alguno se pierda, sino que todos tengan manera de arrepentirse» (2 Pt  3, 9). Por esto El reprende a cada persona, sea benévolamente o, a veces, también en forma fuerte (como hace un buen padre con su propio hijo). Y con todo, habiendo creado al hombre libre, Dios respeta las decisiones de la persona, y esto sobre todo en el momento de su muerte. Por tanto es el mismo hombre quien, en plena libertad y responsabilidad, se autoexcluye del Paraíso y, persistiendo en su rechazo radical de Dios, merece el Infierno. ¿Qué cosa es el juicio final, universal? Es el juicio que Dios emitirá al final de los tiempos, al final del mundo, cuando Cristo «vendrá en gloria con todos sus ángeles[…]. Y serán reunidos delante de El todas las gentes, y El separará los unos de los otros […]. E irán éstos al suplicio eterno, y los justos a la vida eterna» (Mt  25, 31-46). Con tal juicio: Resurgirán todos los cuerpos de los hombres. Cada cuerpo, transformado de corruptible y mortal en incorruptible y eterno, se unirá a la propia alma, compartiendo con ésa la condición del Paraíso o del Infierno: condición que ésa tiene desde el momento de la muerte del cuerpo. Entre todos los santos del cielo se vivirá una comunión fraterna «extremamente deliciosa, porque cada uno tendrá todos los bienes de todos los demás beatos. Cada uno amará al otro como a sí mismo y por eso podrá gozar del bien del otro como del propio. Así el gozo de un solo será tanto mayor cuanto más grande será el gozo de todos los demás beatos» (S. TOMÁS DE AQUINO, Conferencia sobre el Credo). Serán “nuevos cielos y nueva tierra” (2Pt 3, 13). El universo actual, liberado de toda esclavitud, será un nuevo universo, en el cual “no habrá más muerte, ni luto, ni lamento, ni afán porque las cosas de antes han pasado” (Ap 21, 4). Se realizará en modo perfecto y definitivo el designio de Dios de “recapitular en Cristo todas las cosas, las del cielo y las de la tierra” (Ef 1, 10). Dios será “todo en todos” (1Cor 15, 28). ¿Cuándo sucederá el juicio final? Sólo Dios conoce el día y la hora de tal advenimiento definitivo. Nosotros sabemos solamente que sucederá en “el último día” (Gv 6, 39), al final de este mundo. ¿Dónde se fundamenta nuestra fe acerca de la resurrección de nuestro cuerpo? Se fundamenta: sobre la Fe en Dios que “no es un Dios de muertos, sino de vivos” (Mc 12, 27). sobre Jesucristo, el cual: ha dicho “Yo soy la resurrección y la vida” (Jn 11, 25); ha realizado algunas «resurrecciones» durante su vida terrena: la de Lázaro, la del hijo de la viuda de Naín, y de la hija de Jairo. Tales «resurrecciones», que eran un regreso a la vida anterior, eran signo de su ser «la resurrección», y prefiguración de su resucitar ha hecho esta solemne promesa antes de morir: “Yo voy a prepararles un lugar; cuando me haya ido y les haya preparado un lugar, regresaré y los llevaré conmigo, para que también ustedes estén donde yo estoy” (Jn 14, 2-3); ha libremente sufrido la muerte, y muerte de cruz, por nuestra salvación: con su muerte ha vencido la muerte, para sí y para todos nosotros; ha resucitado El mismo con su propio cuerpo, transformado y glorificado: “Si Cristo no ha resucitado […] vana es vuestra Fe” (1 Cor 15, 14); &es principio, fundamento y certeza también de nuestra resurrección: El es “el primogénito de los que resucitan de entre los muertos” (Col 1, 18); “Dios, que ha resucitado al Señor, nos resucitará también con su poder” (1 Cor 6, 13). ¿Cómo sucederá la resurrección de nuestros cuerpos? Conocer la forma como sucederá la resurrección supera las posibilidades de nuestro intelecto. Es accesible sólo en la Fe. ¿Cuál es la diferencia entre la resurrección del cuerpo y la reencarnación? Existe entre las dos una enorme diferencia, en cuanto: la resurrección no es un regresar a la vida precedente, sino e un vivir nuevo con un cuerpo completamente transformado; cada vida es única e irrepetible; “Está establecido que los hombres mueran una sola vez” (Eb 9, 27). ¿En qué sentido el cristiano muere y resucita cada día? Cada día de la vida aquí sobre la tierra es para el cristiano un participar de la Muerte y de la Resurrección de Cristo, de un punto de vista: sacramental: con el sacramento del Bautismo nosotros morimos con Cristo al pecado (somos liberados por El del pecado) y resucitamos a nueva vida, a la vida de los hijos adoptivos de Dios, miembros de Cristo y de su Iglesia, templo del Espíritu Santo; moral: cada día somos llamados a huir del pecado, a evitarlo, a arrepentirnos y a salir del mismo, para vivir cada momento como hijos de Dios, buscando “llas cosas de arriba, donde se encuentra Cristo sentado a la derecha de Dios” (Col  3,1).     El Primicerio de la Basílica de los Santos Ambrosio y Carlos en Roma Monsignor Raffaello Martinelli NB: Para profundizar el argumento, se pueden leer también los siguientes documentos pontificios: CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA (CCC), 1992, nn. 988-1060; CONGREGACION PARA LA DOCTRINA DE LA FE , Carta acerca de algunas cuestiones de escatologíaa, 1979.

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