El Obispo de Mallorca abandona la isla y se muda a Valencia

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Según informa el Diario de Mallorca, Salinas ha trasladado su domicilio a su vivienda personal en Valencia, donde podría recalar como obispo auxiliar tras su polémica relación con una mujer casada.

El obispo de Mallorca que ya no vive en Mallorca reapareció ayer en la isla en dos actos públicos distintos. Por la mañana, Javier Salinas presidió la jornada mundial del enfermo, que en su versión mallorquina tuvo forma de misa en la parroquia de Sant Miquel. Por la tarde, el obispo participó en el congreso anual de Escola Católica. Horas antes el religioso se había perdido una de las citas de más tradición de la comunidad católica local, el miércoles de ceniza. Su ausencia –según fuentes de la iglesia mallorquina, por problemas en los enlaces que traían a la isla al prelado valenciano– bastó para avivar el debate sobre el futuro de un obispoque aguarda desde diciembre la decisión del Vaticano, tras la polvareda levantada por su relación con una feligresa y colaboradora del Obispado.

En la propia iglesia mallorquina especulan desde hace semanas sobre el significado de la escasa actividad en Mallorca de Javier Salinas, que según adelantó el domingo Diario de Mallorca, está residiendo en su casa de Valencia. Mientras de un lado se habla de un viaje a Roma del obispo para conocer directamente los pasos a dar para consumar su salida del Obispado de Mallorca, de otro se alude a que Javier Salinas lleva semanas concentrado en lo que llaman «ejercicios espirituales».

Y entra una versión y otra, el aún obispo administra sus apariciones con cuentagotas. Desde Navidad, había aparecido dos veces: el pasado 20 de enero, en la misa de Sant Sebastiá, celebrada en la Seu, y el pasado martes, 2 de febrero, cuando presidió en la basílica de Sant Francesc otra ceremonia religiosa, la clausura del año de la vida consagrada, la procesión de la candelaria y la misa de acción de gracias. Por el camino, Javier Salinas se perdió la conmemoración de Ramon Llull y las celebraciones del miércoles de ceniza, antes de retomar ayer su agenda con vigor.

En el acto de la mañana con motivo de la jornada mundial del enfermo, Salinas estuvo arropado por decenas de personas, la mayoría pacientes, familiares de enfermos, profesionales sanitarios y voluntarios de diversas organizaciones dedicadas a la acción social. Los asistentes aseguran que se le vio cercano, amable y tranquilo. Por la tarde se sumó a la conferencia que anualmente organiza la organización patronal que agrupa a los colegios religiosos concertados, Escola Católica. La cita congregó a casi 300 personas, la mayoría profesores y directivos de los centros de enseñanza integrados en el colectivo. El obispo y el conseller de Educación del Govern, Martí March, protagonizaron la inauguración de unas jornadas que continúan durante el día de hoy.

Operación salida

La reaparición del obispo no detiene sin embargo el debate interno sobre su futuro, que parece tan decidido como alejado de Mallorca. Por ello sacerdotes y miembros destacados de la comunidad católica mallorquina especulan sobre el plan del Vaticano para la isla. La decisión se toma en Roma, pero el obispado mallorquín se circunscribe en la provincia eclesiástica valenciana, que tiene un peso decisivo a la hora de definir el nombre de los obispos, que desde 1931 han sido casi exclusivamente valenciano.

Aunque podría ser que el relevo no fuera inmediato, y que a la salida del obispo actual siguiera un periodo de gestión provisional, ya sea desde la propia congregación mallorquina o a través de obispados cercanos, como el de Eivissa, ocupado por Vicente Juan Segura. El propio Segura, de hecho, ha sido convocado para diseñar el plan de relevo de Javier Salinas.

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