Obispo emérito de Ciudad Real Antonio Ángel Algora Hernando nació en La Vilueña (Zaragoza), el 2 de octubre de 1940.
Cursó los Estudios Eclesiásticos en el Seminario Diocesano de Madrid. El 23 de diciembre de 1967 fue ordenado sacerdote y quedó incardinado en la que entonces era Archidiócesis de Madrid-Alcalá y hoy son tres diócesis: Madrid, Alcalá y Getafe.
Desde 1968 a 1973 fue Consiliario de las Hermandades del Trabajo en Alcalá de Henares. Trasladado a Madrid como Consiliario de los jóvenes de Hermandades, sustituyó al fundador, D. Abundio García Román, en 1978, como Consiliario del Centro de Madrid. El 9 de octubre de 1984 fue nombrado Vicario Episcopal de la Vicaría VIII de la Archidiócesis de Madrid. El 20 de Julio de 1985 fue nombrado Obispo de Teruel y Albarracín. Recibió la consagración episcopal el 29 de septiembre de ese mismo año.
Su especialidad académica es la Sociología. En la Conferencia Episcopal Española es miembro del Consejo de Economía y como tal, responsable del Secretariado para el Sostenimiento Económico de la Iglesia. Además, es vocal de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar, y responsable del Departamento de Pastoral Obrera.
Desde el 18 de Mayo del 2003 es Obispo de la diócesis de Ciudad Real. Una diócesis que en estos momentos cuenta con 18 seminaristas (datos 2013), dato que en proporción con los habitantes de dicha diócesis, es considerable. Salto a los medios de comunicación en 2010 cuando en una pastoral aprovechó para criticar la programación de TVE de una manera muy original “¡Que la detengan… Es una mentirosa, malvada y peligrosa!”. La popular canción de David Civera sirvió al Obispo de Ciudad Real como lema para criticar la televisión.
Utilizó su letra pegadiza para denunciar y acusar de manipular la conciencia de los niños a “la nueva programación de Televisión Española” en general y a las “series y fotonovelas” de todos los canales en particular. En su pastoral, el prelado manchego denuncia, primero, la actual tendencia de la “presión mediática y de la cultura bufa”, que “insiste en que la Iglesia le ‘come el coco’ a los niños en la catequesis, o cuando no, y con cierta frecuencia, se abren los telediarios, como si fueran noticia de hoy, abusos cometidos por eclesiásticos en el pasado en América o Irlanda”.
“Lo cierto es que no hay derecho a la manipulación que se está haciendo de los niños y niñas de nuestra sociedad con series y fotonovelas realizadas con los mejores niveles de calidad cinematográfica y que, por lo que sé, enganchan a padres e hijos educándolos en los peores sentimientos: en el rencor, en la venganza, o en la temprana aventura amorosa…” manifestó el Obispo. Sobre como se siente como Obispo de Ciudad Real dice “Echando mano de expresiones aragonesas, “en esta tierra habemos de todo”, pues en Ciudad Real me he sentido muy encajado y muy a gusto desde el comienzo. Son dos Iglesias diocesanas (Teruel y Ciudad Real) muy parecidas. Están bien armadas… bien apañadas, con unos sacerdotes muy metidos en el corazón del mundo y de la gente. Con unos seglares que colaboran con toda espontaneidad y facilidad a llevar adelante las cosas de la parroquia, de la caridad, de la escuela y de todo”.
En 2012 saltó de nuevo a la palestra al posicionarse claramente en contra de la reforma laboral aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy en un artículo de opinión a través del semanario parroquial “Con Vosotros”. “Nadie habla de provisionalidad en las medidas que se están tomando, luego lo que se quiere hacer es establecer un “mercado de trabajo” en el que los empleadores hagan y deshagan a su antojo” dice en el artículo.
Reprochó al Gobierno que olvidara que el “empleado posible es, ante todo y sobre todo, “persona” (…), no es una mera fuerza de trabajo que se admite o despide unilateralmente y durante un largo periodo de tiempo, pues, en un año de provisionalidad en el empleo (esto es lo que dice la Ley), puede ocurrir de todo, desde una gripe a un suceso familiar al que hay que atender antes que a cualquier otra urgencia de la vida de la empresa. Las personas no somos tan flexibles, tan elásticas, como nos quieren hacer creer”.